MANIPULACION DE CAJEROS

En los últimos años, la delicuencia a llegado a un apogeo, es tanto este, que hasta ya han creado la manera de manipular el sistema de los cajeros automáticos para realizar toda clase de robos sin que el afectado se de cuenta. Han sido millones los casos de este tipo de delito, es por tal razón que se le recomienda a la población el estar cambiando continuamente la clave de la cuenta y el tener una precaución la realizar transacciones en cajeros automáticos.

Los ladrones desmontan cajeros automáticos para duplicar tarjetas
La Policía investiga a una banda que truca las máquinas con un complejo sistema informático. Los delincuentes meten dos chips que graban los datos y la clave y luego los copian en una tarjeta

Sólo los mejores guionistas de películas policiacas imaginan robos tan sofisticados como los que están perpetrando un grupo de ciudadanos del Este. La policía autonómica catalana investiga a una banda que ha perfeccionado un sistema para abrir cajeros automáticos, manipularlos e insertar en su interior dos chips electrónicos que copian --sin ser detectados-- la información de las tarjetas que operan en ese dispensador de billetes, y sus números clave o PIN. La División de Investigación Criminal de la policía autonómica ya ha detectado, tras la primera denuncia recibida hace poco más de un mes, cuatro cajeros manipulados con este innovador sistema en Lérida, Manresa y Salou. Asimismo, el Cuerpo Nacional de Policía está tras otro dispensador igualmente violentado en Poblenou (Barcelona) e investiga otros tantos asaltos con el mismo mecanismo en Palma de Mallorca, Gijón y Asturias.
Teclado de un cajero manipulado.
"Este nuevo sistema para duplicar tarjetas es terrible porque no hay ningún elemento que permita a los usuarios del banco ni a los empleados de la entidad sospechar que están siendo víctimas de un delito", confiesa un subinspector. VANDALISMO Estas bandas disponen de piezas de cajeros que roban previamente simulando actos vandálicos. "Ahora entendemos por qué, de vez en cuando, aparecen cajeros descuartizados, como si se tratara de gamberradas", apunta un agente. Tras este sistema de robo aparentemente sencillo se esconden unos complejos conocimientos informáticos. "Un aficionado no es capaz de idear estos sistemas de doblaje", relatan los investigadores, que no ocultan su asombro. La manipulación del cajero no dura más de nueve minutos. Los agentes lo saben porque disponen de dos grabaciones de entidades bancarias en las que se observa perfectamente la acción, a cara descubierta, de estos delincuentes.
El revés del teclado, con el chip instalado

Mientras unos vigilan en el exterior, uno de ellos entra en la entidad. Abre el cajero y cambia dos piezas: el receptor de tarjetas y la parte interior del teclado. Los dos nuevos elementos que introduce --del mismo modelo que el cajero asaltado-- ya llevan soldados sendos chips que almacenarán toda la información. Mientras el chip del receptor de tarjetas se alimenta de la corriente eléctrica del propio cajero, el del teclado, que memoriza el PIN, sobrevive con una batería plana de reloj. Para abrir el cajero, los delincuentes utilizan una llave maestra cuya procedencia todavía es una incógnita. Puede haber sido robada, o fabricada artesanalmente tras obtener el molde del bombín de la cerradura. Pero eso no es todo. Una vez introducidos los chips --bautizados por los investigadores como troya-- los delincuentes sólo necesitan una tarjeta. La introducen como si fueran a retirar dinero, activan los sistemas de doblaje y vuelcan a su tarjeta toda la información de los chips. Después, todo es tan sencillo y rápido como traspasar los datos a un ordenador, fabricar tarjetas de crédito, darle a cada una su PIN y empezar a vaciar cuentas corrientes en cualquier cajero del mundo. La primera vez que se detectó esta especie de parásito electrónico fue el pasado 23 de febrero en un cajero de Lérida. Los empleados alertaron a un técnico de la entidad porque el lector de tarjetas no funcionaba bien. El trabajador desmontó la máquina y se llevó al taller la pieza del lector completa, y, para su sorpresa, descubrió que no era la que le correspondía a ese cajero. Mientras la pieza era examinada, una empleada de la entidad descubrió en sus movimientos bancarios extracciones realizadas en Madrid, cuando ella no se había movido de Lérida. La mujer cursaba la denuncia al mismo tiempo que se descubría el chip.

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